(Spanish and English)
To the Ecuadorian people, elected authorities, and members of the General Constituent Assembly of Ecuador:
Almost 30 years ago, when I assumed the presidency of my country and military dictatorships extended throughout Latin America, Ecuador inaugurated a wave of democratization that continues today. Human rights began to be restored as fundamental values, and slowly the countries of Latin America established democratic regimes. These rights, which after years of struggle are today consecrated in the Constitution of Ecuador, should be considered the foundation for even greater progress in the realm of individual and collective guarantees that modern democracies provide for their citizens.
During the last decade, Ecuador has experienced continued instability. The social and economic crisis at the end of the twentieth century affected the poorest in the country, and it became evident how difficult it is to provide answers to the greatest problem affecting the region: inequality. There is no region of the world that has experienced more inequality than Latin America. There may be poorer ones, but nowhere is inequality more prevalent.
During the past quarter century, The Carter Center has cooperated with the Ecuadorian people in every way possible. We have implemented health programs, including the fight against river blindness, a disease that afflicts the most underprivileged people in our planet, and we have supported initiatives to strengthen democracy and prevent conflict. We have an emotional bond with the Ecuadorian people that has been renewed by the transformation the country is now enjoying, driven by thousands of Ecuadorians who want a better future for their country.
The whole world has clearly heard the message Ecuadorian citizens sent to their representatives: the people want progress, stability, transparency, and social development in freedom and in democracy. This is the only way to overcome the inequality that hurts us all.
Achieving these goals lies in the hands of the constituents who begin their work today. We have seen many laws, constitutions, and rules, some better than others. We know that that people learn by example. Only when the law is respected and observed by the most powerful it is possible that it fulfills its function in shaping the destiny of the society. There is a possibility of strengthening the democratic system or guaranteeing transparency and respect for law only with an exemplary conduct by its leaders that is both democratic and transparent.
Constituents have the enormous responsibility of providing an example of civic-mindedness and democratic coexistence in the fulfillment of their essential tasks, which are: defining the legal-political structure of the country that will permit the consolidation of a new institutional stability; furthering representative democracy; guaranteeing the rule of law and the separation of powers; and protecting fundamental human rights. This will be Ecuador's twentieth constitution. The most certain way to guarantee its longevity is to seek the broadest consensus possible on its articles.
One decision the Assembly must make is to define and implement its own proper role in transforming the institutions of the state. Intervening in the authority of other public powers ultimately could affect the legitimacy of this Assembly and its product. On the other hand, the people are demanding a change in political practices that could suggest a break with the past. I encourage you to look for a harmonious solution to these differing opinions within a democratic framework and respecting basic international rules of governance.
We believe that the Constituent Assembly has the responsibility of defining, through dialogue and agreement, a new social pact for an effective fight against poverty, inequality, and exclusion, within a framework of democratic participation where the common good prevails over individual interests. I wish you success in this undertaking, and I send my warm wishes for prosperity and happiness for all Ecuadorians.
Mensaje del Ex – Presidente de los Estados Unidos de América, Jimmy Carter, en la Sesión Inaugural de la Asamblea Constituyente en Ecuador
30 de Noviembre del 2007
Al pueblo ecuatoriano, a sus autoridades electas y a los miembros de la Asamblea General Constituyente del Ecuador:
Hace casi treinta años, mientras yo asumía la presidencia de mi país y había dictaduras militares por toda América Latina, Ecuador inauguraba una ola de democratización que aún se mantiene. Los Derechos Humanos empezaron a ser restaurados como valores fundamentales y poco a poco los países de Latinoamérica establecieron regímenes democráticos. Estos Derechos Humanos, que después de años de luchas están hoy consagrados en la Constitución del Ecuador, deberían considerarse el punto de partida para un progreso aún mayor en el ámbito de las garantías individuales y colectivas que las democracias modernas ofrecen a sus ciudadanos.
Durante la última década, el Ecuador ha vivido permanente inestabilidad. La crisis económica y social al final del siglo veinte afectó a los más pobres del país, y se puso en evidencia lo difícil que es brindar respuestas al mayor problema que afecta a esta región: la inequidad. No hay ninguna región en el mundo que haya experimentado mayor desigualdad que América Latina. Algunas son más pobres, pero en ninguna otra zona del mundo la inequidad es tan marcada.
Desde el pasado cuarto de siglo, nosotros el Centro Carter, hemos colaborado con el pueblo del Ecuador en todas las maneras posibles. Hemos implementado programas de salud, incluyendo la lucha contra la ceguera del río, una enfermedad que afecta a las personas menos privilegiadas del planeta; también hemos apoyado iniciativas para fortalecer la democracia y prevenir conflictos. Tenemos un vínculo afectivo con el pueblo del Ecuador que se ha visto renovado por la transformación que el país está actualmente disfrutando, impulsado por miles de ecuatorianos y ecuatorianas que desean un destino mejor para su patria.
El mundo entero ha podido escuchar con claridad el mensaje que los ciudadanos y ciudadanas del Ecuador han enviado a sus representantes: un deseo de progreso, estabilidad, transparencia y desarrollo social, en libertad y en democracia. Solo así se podrá superar la inequidad que lastima a todos.
El logro de estas metas está en las manos de líderes ecuatorianos que hoy inician sus tareas. Hemos visto muchas leyes, constituciones, y normas, unas mejores que otras. Sabemos que las personas aprenden por el ejemplo. Solo cuando la ley es respetada y observada por los más poderosos, es posible que esta cumpla su función de moldear el destino de la sociedad. Hay la posibilidad de fortalecer el sistema democrático y de garantizar transparencia y respeto a la ley, solamente con una conducta ejemplar de sus líderes, que sea democrática y transparente.
Los miembros de esta Asamblea tienen la enorme responsabilidad de dar un ejemplo de civismo y convivencia democrática en el cumplimiento de sus tareas sustanciales, esto es: definir la estructura jurídico-política del país que permitirá consolidar una nueva estabilidad institucional; profundizar la democracia representativa; garantizar el estado de derecho y la independencia de los poderes; y proteger los derechos fundamentales. Esta será la vigésima constitución del Ecuador. La manera más segura de garantizar su duración es buscar el consenso más amplio posible en sus artículos.
Una de las decisiones que la Asamblea debe tomar es el de definir e implementar su propio rol para transformar las instituciones del estado. Intervenir en la autoridad de otros poderes públicos podría al final afectar la legitimidad de esta Asamblea y sus resultados. Por otro lado, el pueblo está exigiendo un cambio en las prácticas políticas que pueden implicar una ruptura con el pasado. Yo les animo a buscar una solución armónica a estas opiniones distintas en el marco democrático y respetando las normas internacionales de buen gobierno.
Creemos que la Asamblea Constituyente tiene la responsabilidad de definir, a través del diálogo y la concertación, un nuevo pacto social para una lucha efectiva contra la pobreza, la inequidad y la exclusión, en un marco de participación democrática donde el bien común prime sobre los intereses particulares. Les deseo éxitos en su misión, y envío mis afectuosos deseos de prosperidad y felicidad a todos los ciudadanos y ciudadanas de este gran país.
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1 October 2007: Carter Center Observes Democratic Consolidation in Ecuador
28 September 2007: Carter Center Pleased with Ecuador's Electoral Process, Urges Equality of Official Electoral Publicity
12 September 2007: Carter Center to Observe Constituent Assembly Elections in Ecuador
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