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Respuestas de Coletta Youngers

¿Cuáles eran sus expectativas antes del viaje?

No estaba segura de qué esperar, pues esta es mi primera experiencia directa con este tipo de delegación. Yo había esperado poder ponerme al día sobre la situación actual en Colombia, y sondear cambios posibles que pudieran provenir del nuevo gobierno. En ambos aspectos, mis expectativas se cumplieron con creces. Nos reunimos con una amplia variedad de actores de la sociedad civil y del gobierno, que expusieron una excelente panorámica de lo que Uribe ha llevado a cabo en estos ocho años y las direcciones en que el nuevo gobierno quisiera llevar al país.

¿Cuál es la cosa o cosas principales de las que se  ha enterado que no sabía antes?

Uno de los temas más interesantes que tocamos durante la visita fue el de la cuestión de la tierra y el la propuesta del gobierno de Santos para establecer un programa para restituir los títulos de propiedad a los desplazados, así como un programa de distribución y titulación de la tierra más amplio; esto no encajaba en nada con la continuidad que yo preveía en las políticas en general con la transición del gobierno de Uribe al de Santos. La cuestión de la tierra está en el centro del conflicto en Colombia; el solo hecho de que se esté discutiendo es muy significativo. Es claro que hay muchos obstáculos para implementar este programa, el más importante de los cuales es que entrará directamente en conflicto con las "mafias" (sean paras, guerrillas o narcos) aliadas con las elites políticas y económicas locales que sirven también como importante fuente de apoyo político para el gobierno de Santos.

También me quedé sorprendida del grado en que Uribe está buscando atar de manos a la administración entrante. Fue chocante ver declaraciones, provenientes de funcionarios actuales, oponiéndose a posibles ministros del gabinete; y, desde luego, la presentación sobre Venezuela y las FARC en la OEA y el consiguiente rompimiento de relaciones diplomáticas socavó los esfuerzos de Santos para acercarse a Chávez. Esto hace que uno se pregunte qué papel buscará desempeñar Uribe cuando haya dejado el cargo. Como nos dijo una persona a la pregunta de por qué actuaba así, "porque él cree que el Estado es él".

¿Podría describir un momento que fue revelador para usted?

El momento revelador más significativo para mí fue la reunión con la canciller, María Ángela Holguín, en que ella dejó en claro que su máxima prioridad es mejorar la posición de Colombia dentro de América Latina y con sus vecinos andinos en particular. El gobierno de Santos ya ha buscado mejorar sus relaciones con Ecuador y Venezuela, países que tienen complicadas cuestiones fronterizas con Colombia. Según todos los indicios, pronto se restablecerán relaciones plenas con Ecuador. Venezuela tomará ahora más tiempo, pero como ex embajadora colombiana en Caracas, Holguín debe ser la persona idónea para promover conversaciones después de las elecciones venezolanas. Ella también manifestó interés en ampliar las relaciones con Estados Unidos, más allá del enfoque centrado en drogas y seguridad. Parece que, con este gobierno, la política exterior será más práctica y diplomática y menos dada a la confrontación. Todo esto es buena señal del papel que Colombia buscaría ahora desempeñar en los foros regionales, basado menos en la confrontación y lo ideológico y mucho más en la colaboración. Ojalá esto aporte a un diálogo más constructivo entre los países andinos y dentro de foros como UNASUR.

Ahora que ha visitado el país, ¿cuál es, en su opinión, el mayor malentendido o percepción errónea entre su país y el país que visitó? ¿Cuál cree que sea la fuente de este malentendido o percepción errónea?

En el caso de Colombia, ha habido muy buenas relaciones —en vez de percepciones erróneas— entre los dos países. Para mí, la cuestión es si este momento (el cambio en el gobierno) puede ser usado, o no, para cambiar la naturaleza de dichas relaciones (como se observó arriba), alejándose de un estrecho enfoque centrado en la seguridad y ampliando la agenda para que incluya una variedad de cuestiones económicas y sociales.

Ahora que ha visitado el país, ¿tiene alguna idea respecto a cuál es el cambio más importante en las políticas que se necesita entre su país y el país que visitó?

Mi punto de vista particular es que Estados Unidos debe acelerar las tendencias recientes de pasar de la seguridad a más asistencia económica y social. La amplia presencia de tropas estadounidenses en siete bases militares en todo el país podría frustrar los esfuerzos del gobierno de Santos por mejorar sus relaciones con otros países latinoamericanos, y debe ser reconsiderada. También sería útil más transparencia en la naturaleza de la presencia estadounidense. Asimismo, más intercambios culturales podrían ser otra manera de fomentar un tipo de relación diferente.

Un importante factor de irritación en las relaciones bilaterales es el tratado de libre comercio. La canciller sugirió que pueden poner un límite de tiempo a eso; es decir, si no ha sido aprobado en una fecha determinada, dejar de cabildear a su favor. Está consumiendo significativos recursos del gobierno colombiano, y concentra una parte demasiado grande de la discusión sobre Colombia en el Congreso estadounidense. Fijar un plazo y luego pasar a otra cosa es una buena idea.

A partir de las reuniones que sostuve por mi cuenta en relación con la política antidrogas, recibí también la impresión de que el nuevo gobierno quisiera hacer algunos cambios importantes en esta política, reduciendo significativamente las actividades de erradicación y centrándose en destruir laboratorios.  Ambos lados están quejándose sobre el alto costo de los aviones usados para la fumigación y expresando el deseo de usar esos fondos para alguna otra cosa; tienen que reunirse para llegar a un nuevo entendimiento sobre la política antidrogas en Colombia (puedo presentar más ideas sobre esto si ustedes están interesados).

En su opinión, ¿cuáles son las principales oportunidades no realizadas en las relaciones entre su país y el país que visitó?

Creo que he cubierto esto arriba: ampliar relaciones más allá de las drogas y la seguridad, y abocarse a una variedad de cuestiones sociales, económicas y culturales.

Luego de este viaje, ¿tiene más ideas sobre cómo el Foro de Diálogo puede contribuir a desarrollar una agenda común positiva entre los países andinos y Estados Unidos?

Como observé, dado el nuevo abordaje de la política exterior por parte del gobierno de Santos, hay nuevas oportunidades para mejorar las relaciones entre los países andinos, y esto es una buena señal para el foro. En la medida en que la sociedad civil pueda desempeñar un papel de puente para alentar discusiones pragmáticas entre países —como sucedió en el caso de Ecuador y Colombia—, el foro puede ser muy útil.

No sé si hay un papel para el foro en esta área temática, pero el programa de distribución y titulación de tierra necesitará de significativo apoyo internacional para que tenga éxito.

Finalmente, la multitud de problemas en las fronteras del país (y también del lado de los países vecinos) fue un tema constante en nuestras reuniones. Numerosas personas sugirieron la importancia de promover el desarrollo y otros proyectos económicos y sociales en las fronteras (y en ambos lados) con Ecuador y Venezuela (particularmente esta última)  como una manera de crear relaciones bilaterales más estables en el largo plazo. El apoyo internacional para tales iniciativas sería muy importante.

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